Este invierno, las personas asmáticas y con problemas en las vías respiratorias deberán tener especial cuidado con las olas de frío que se esperan. Y es que, según la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration), hay un 75% de probabilidades que este invierno sea uno de los más fríos de los últimos años.
¿Qué ocurre?
La razón principal por la que muchos asmáticos presentan complicaciones al inspirar aire frío es la hipersensibilidad de sus vías respiratorias. La inhalación de aire frío conduce indirectamente a la sequedad de las vías respiratorias y a raíz de esto, éstas se contraen.
Aunque muchos asmáticos presentan dificultades para respirar por la nariz cuando las temperaturas bajan, la respiración nasal sigue siendo la técnica respiratoria recomendada por los especialistas. Respirando por la boca, el aire no logra calentarse antes de alcanzar las vías respiratorias más profundas provocando una mayor compresión de las mismas.
Tras analizar estos datos, nos damos cuenta que la nariz tiene un papel fundamental en la protección de las vías respiratorias frente al aire frío o la contaminación. Además, hoy en día sabemos que la naturaleza de la nariz también influye sobre la capacidad de respirar por ella. Como dato curioso, podemos observar que la evolución genética ha dotado a la población nórdica, acostumbrada a bajas temperaturas, con narices más estrechas y largas que ayudan a calentar el aire. Y, por el contrario vemos que en regiones más cálidas como África o Asia sus habitantes presentan narices más anchas y chatas que ofrecen menos recorrido durante la entrada de aire.
El frío y la contaminación medioambiental por partículas
En las grandes ciudades, al frío del invierno se le suma otro gran problema: La contaminación medioambiental por partículas. Esta contaminación se puede ver agravada con el frío ya que, con las bajas temperaturas, las partículas se quedan suspendidas en el aire por más tiempo.
Además, en los días con poco viento y mucho tráfico de vehículos, se incrementan las concentraciones de gases y de partículas en el aire. Los asmáticos reaccionan especialmente a algunos de estos gases como el Dióxido de Nitrógeno (NO2), Dióxido de Carbono (CO2) y Monóxido de Carbono (CO) disminuyendo su función pulmonar.
Cabe destacar el daño producido por el CO, una sustancia altamente tóxica que al combinarse con la hemoglobina de la sangre impide el transporte de oxígeno a los tejidos.
Protección y prevención
Las personas más susceptibles al frío son aquellas que padecen asma inducida por el ejercicio, y que además lo practican al aire libre en esta época del año.
Para este colectivo, es altamente recomendable el uso de mascaras de deporte destinadas a proteger frente al frío y la contaminación. Por otra parte, usar gorros y llevar el cuello bien tapado siempre nos ayudará a calentar el aire antes de llegar a los pulmones.
Debemos tener en cuenta que el asma se presenta de manera diferente en cada paciente y su evolución puede variar según su condición. Por este motivo, algunos pacientes pueden desarrollar problemas respiratorios a partir de temperaturas de 5-10 ºC, mientras que a otros solo les aparecerán cuando estén expuestos a temperaturas inferiores a 1-3 ºC. Conociendo estos datos, reforzamos la importancia de conocer a fondo tu propia enfermedad y tener en cuenta todas sus reacciones.
Durante los próximos meses también deberemos prestar atención a poblaciones vulnerables como los ancianos, enfermos y niños, ya que reaccionan con mayor sensibilidad a los cambios bruscos de temperatura. Además, es fundamental mantener una temperatura adecuada y constante para evitar episodios gripales o resfriados que desencadenen problemas respiratorios.
Una vez asimilados todos estos puntos, estamos convencidos que podrás hacer frente al frío y podrás pasar un buen invierno con las menos complicaciones respiratorias posibles.